Jimena Arnolfi | Hay leña
Canto
Nunca el momento
puede conocer el presente.
Lamento por anticipado
todo lo que cuido y muere
sin importar el esfuerzo.
Cuando la naturaleza calma,
voy a buscar mi árbol,
el que sufre las heladas.
Entonces veo el brote tímido
y feliz, te llamo a gritos.
El árbol que creí muerto
está floreciendo.
Luciérnagas
A los costados entre los espinillos,
los bichos de luz parecen luces de navidad.
Todos tienen razones para brillar.
Yo no sé dar luz, enciendo fósforos
que el viento apaga. La noche es de todos
y me tira los ojos para adentro.
Más al fondo la violencia del pantano.
Intento recordar lo que vendrá,
pienso en los peligros.
Quiero darme entera al monte.
Mientras tanto
Me di cuenta que a veces intento
calcular la edad de los árboles
porque ellos dan la bienvenida a todo,
se levantan y extienden sus brazos
hacia lo inexplicable.
Tesoro
Ahora dejé la ciudad y vuelvo de la huerta
con olor a tomillo, albahaca, romero,
vos enlazás mis manos, las respirás,
pedís hacer tu casa en ellas.
Un hogar es algo difícil de lograr.
Un hogar es como un árbol.
Si te quitan los árboles, perdés
tranquilidad, belleza y protección.
A veces caigo como una hoja en otoño,
no sé si estoy quieta o en movimiento
pero algo está crujiendo.
Habrá que estudiar lo que dice el maestro.
Cuando más de un árbol se seca
en un mismo lugar, la naturaleza
está avisando: hay un tesoro escondido
bajo las raíces muertas.
Jimena Arnolfi (Buenos Aires, 1986), Hay leña. Ediciones Caleta Olivia. Buenos Aires. 2017.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario