Gonzalo Rojas | El cofre
1) Muerta mi muerta, aclárese todo, admítase
e infórmese que María
Mc Kenzie no está ahí en ese cofre
de ceniza, ni en Glasgow
ni en Alicántara mortuoria, que su hermosura
sigue siendo mi adicción, que todavía
y qué importa el Mundo nos reímos del Mundo
fuertes y felices, que va a estallar el Mundo,
que lo que va a estallar es el Mundo,
2) y ella en cambio tiene 20, su corazón
tiene 20, su pelo
precioso, su frescor, su aroma
flexible de muchacha blanca, sus rodillas,
esa piel que no habrá, fuera claro
de las noches portentosas hasta las últimas
estrellas en el oleaje pétreo, Atacama
adentro, allá por el 42 de
la Guerra Grande incluyendo la preñez,
el misterio de su preñez,
3) por lo que se entenderá que esta María
Mc Kenzie mía está intacta
y anda por aquí, siempre anduvo,
durmió conmigo en mi seso
de loco, lo del cuchillo
no fue para tanto, perdimos
y sangramos pero ¿cuándo no se pierde?, además
hilamos y deshilamos el mismísimo hilo
libérrimo de la juventud en ese libro ronco, María
urdió la urdimbre, lo demás lo hizo el viento,
4) el viento, el viento, ¡La Miseria
del Hombre!, impresa
en papel estraza en la edición
más fea que se haya visto, el viento, Cerro
Alegre arriba, el
viento, uno
escribe en el viento, no
sabe lo que escribe
ocioso y ciego, dice tiempo, pero
no hay tiempo, la ecuación es otra:
tiempo igual a miedo, lo que uno escribe es
miedo, trizadura y
conjetura, de ahí
que no hay nadie ahí, ni
María Mc Kenzie ni nadie en ese cofre, salvo
las 10,000 abejas que zumban en el sosiego
de la Eternidad, ella
misma fue sosiego.
5) Visto lo cual, a la lengua habrá que hacerla hablar
y para qué decir callar, sólo así
hablará de veras, el ojo
más que mirar verá, sólo así será ojo; igual
la nariz que ha de irse haciendo aire, me consta
que María es
aire,
6) de otro modo cómo voy a respirar, qué hago, cómo
lo hago sin ella, a cuál
oxígeno me encomiendo, a cuál
mariposa sideral, la nostalgia venenosa
no es mi fuerte, mi fuerte es el resuello, María
sigue siendo mi resuello, tajo
es tajo.
7) Visto lo cual, qué será visto lo cual, ¿ocio?,
¿penitencia?, Octavio hablaba de risa
y penitencia, léase
asco, este Mundo es un asco, octubre
y todos sus octubres es un asco, María y yo reíamos
hasta el amanecer del viejo
parte oficial del casorio, fumaba humo; no,
no fue la nicotina la que la mató ni
las otras serpientes, ni
el dragón insaciable de la transfusión; más
corto: lo clínico
es el Mundo, lo pavorosamente Mundo.
Gonzalo Rojas (Chile, 1917). Click acá para escucharlo.
Por Dios, ¡qué fuerza, qué dolor, qué poema!
ResponderBorrarGracias a vos por hacérmelo conocer.
Saludos.
qué lindo, gracias
ResponderBorrarQué bien y tremendamamente fuerte eliges. Este poema es impresionante, bello, intenso, triste. Qué maravilla...
ResponderBorrarGRACIAS
Bellísimo, intenso y doliente, una fiesta de la lengua, pura poesía; Gonzalo Rojas lleva su niño vivo en el medio del pecho, riendo.
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