En mí están el poder del estudiante /
desordenado como un coito útil / la libertad del hippie que se hospeda en mi
ano / los platos voladores que ven como testículos borrachas solteronas / los
curas que rompieron su sotana como quien rompe virgos /
Yo soy el poder negro / cuyo sexo estremece
la cama de Manhattan / y viola el horizonte con candado / yo soy la clave del
político / porque es homosexual la gran política /
Yo soy la más profunda limosna de los reos /
Resbalaron por mí muchos Estados / En dos horas de catre gané imperios / El
minero furioso de mi pene / se enguantó de oro sucio culinario / y a caballeros
de mirada higiénica / les vestí de excremento sus estirpes / a los jueces
también, a sus culebras / las pinté de canario hasta las ingles.
Soy el poder del ano. Soy el ano / el párpado
hacia dentro que humedece misterios / Soy el ano / Se me hinchan los párpados
cuando tengo visita / Se me prohíbe que recuerde a Wagner / se me prohíbe /
desenterrar cadáveres de aire / soy el feto al revés que da la vida / lo saben
los maricas que regresan / desde el fondo de mí que los vomito /
Soy el ano / Soy la fuga del hombre que se
pudre / soy -espérame aquí no te vayas- / Yo soy la oculta inesperada urgencia
/ soy los quince minutos farmacéuticos / la hora de protesta de la próstata
pobre / la próstata del rico jubilada a cariños / la hemorroide del joven que
la cuida de putos /
Yo soy la avispa destrozada a besos / el ano
de las niñas que de pronto / se sube a la nariz y vaticina / Soy el pudor que
va en un tren leyendo / y ensucia el viaje cuando ya no hay tiempo /
Soy el ano / Yo soy la democracia del olfato
/ pongo al tirano a que me limpie humilde / obligo al rey a trabajar un poco /
Soy el ano. Soy el mismo. / Se me pudren el juez y el arzobispo / se me pudren
el Papa y el monarca / se me pudre la estirpe que me llega aventada.
En el ano abogado y en el reo / en el ano
político y del sabio / duerme el discurso que despierta al mono / El odio sube
de la tripa al labio / sube también una sonrisa que recorre sitios / como a
veces pasean las escobas /
Vemos a las amantes del ministro / que van y
vienen de las joyerías / que regatean su porción de cama, / su cuernito decente
y hasta en serio / se dan el lujo de limpiar su sexo / con la lengua del perro
que les ladra .
Mas ya no hay tiempo para hablar de infamia /
y mucho menos / para mandar postales de año nuevo / cuando soldados duermen
inocentes, / mientras esperan vomitar más plomo / en nombre de unos viejos
señoritos / que juegan a las cartas y toman unas píldoras / para resucitar como
un zombi su pene / como si entre sus ingles hubiera un albañil / que ladrillo a
ladrillo les levantara las pelotas.
Nací arrugado como un niño anciano / soy el
mismo. / El ano filosófico del pobre / el ano equivocado del soldado / el ano
inteligente de Quevedo / el ano siervo de propina fálica / el que escupe
también el oro fétido / del palacio podrido que libera mi puerta.
Soy el mismo. / Soy el ano del rey que llora
semen / el espacio mendigo del magnate / el punto suspensivo de ingenieros y
ateos / la duda del sargento cuando deja a su amante.
Soy el mismo. / Soy el ano que lamen los
esclavos / el ano que acumula su prontuario / en un puto sillón de presidente.
Yo soy el ano de los diputados / que regatean su porción de falo / y queman una
ley cuando despiertan / en mi ojo ya ciego para siempre.
Soy el mismo. / El ano que se sube a una
mirada / el ano prostituto de las vírgenes / el trasero sonámbulo del ciego /
el ano profesor que inventa alumnos / con suave voz de hormona enfurecida.
Entonces… ¿Para qué me perfuman o me esconden
/ como a un perro rabioso?
¿Para qué?
Como dedos ingenuos los termómetros / en mí
buscan calores sinvergüenzas.
Pero yo soy la fiebre de los astros.
Soy la temperatura del abismo.
Defeca Dios el universo ardiendo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario