Elena Anníbali | Ahí les dejo eso...




Elena Anníbali | Ahí les dejo eso...



Ahí les dejo eso, porque hay que soltar, dicen
el oscuro trapo de la dicha

ir hacia dónde, mirar, perder,
ser perdido, olvidado,
traicionado, a veces

también

morder la pena

esta casa, verás, estuvo llena de fe

la llenaron de ruido las palomas
sentó sus manos la virgencita celeste
a veces
me dijo cosas o yo
le dije, pidiéndole, no sé
naderías

me fue dado, a veces, sí, también,
el mendrugo del alma, y todo
pareció estar bien
sonreír
ser fresco
pero después, ah, el después

no viene con constancia la dicha

es un pez pequeñísimo de mil ojos, la dicha,
y nada el mar
lo nada, y sabe, y mira mira mira
tu sola mano ansiosa y pobrecita
buscándolo y buscándolo
en la azul eternidad del tiempo

verás al pececito una vez, dos veces,
su iridiscente reflejo, su ser pez entre
los peces, lo verás ir
aquí para allá, comer
las mariposas, llenarse los mil ojos
de sol, romper
el duro y salado oleaje

muy a veces, en sueños, su rosada carne
su pacífica carne
aleteará cerca de tu corazón
pero luego llegará la fiebre
la podredumbre de la fiebre
y el después del después
y tendrás la sed, la sed que no sacia el agüita salada
del mar interminable
tendrás la gran sed
la fiebre


Elena Anníbali (Oncativo, Córdoba, 1978), Curva de remanso. Caballo negro. Córdoba. 2015.

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