Abreva el mancebo en la fuente
como lo haría un caballo de Apolo.
Exhausto, después de ejercitarse
en el lanzamiento del disco, la jabalina
y la competencia de carros, bebe.
De espaldas al Gymnasium, lejos
de otros atletas que caminan
por las gradas en bulliciosos grupos,
bebe como si orara al joven Dionisio.
Porque también sabe el héroe dar gracias
e inclinarse como una flor.
Walter Cassara (Buenos Aires, 1971), Nostalgia y otros poemas, Huesos de Jibia, 2011.
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