Foto tomada de aquí
Jorge Leónidas Escudero
Clavo de dolor
La amada lo agarró prolijamente,
sin animosidad pero con firmeza
y le clavó un clavo en la frente.
E Antonio salió a la calle
amarillento y verdoso, la cabeza
caída sobre el pecho y apretándole el hígado.
Es que un perro sarnoso y apaleado era. Bilis
le corría por la sangre. Vieras
qué espectáculo triste.
Álguienes le aconsejaron
que se desahogara o moriría y él anduvo
consultando a cuanta bruja en que sin resultado.
Entonces le ije yo sería bueno llorá,
aunque supongo para tanto escándalo
no te alcanzaría el agua del río.
Mas como Antonio se encogió de hombros me enojé
y con voz ronca y profunda como exigen los dramas
le espeté así: Sos el efecto de un adiós,
jodete
Sosieguesé on Jorge
No se insista on Jorge no se insista
Clavo de dolor
La amada lo agarró prolijamente,
sin animosidad pero con firmeza
y le clavó un clavo en la frente.
E Antonio salió a la calle
amarillento y verdoso, la cabeza
caída sobre el pecho y apretándole el hígado.
Es que un perro sarnoso y apaleado era. Bilis
le corría por la sangre. Vieras
qué espectáculo triste.
Álguienes le aconsejaron
que se desahogara o moriría y él anduvo
consultando a cuanta bruja en que sin resultado.
Entonces le ije yo sería bueno llorá,
aunque supongo para tanto escándalo
no te alcanzaría el agua del río.
Mas como Antonio se encogió de hombros me enojé
y con voz ronca y profunda como exigen los dramas
le espeté así: Sos el efecto de un adiós,
jodete
Sosieguesé on Jorge
No se insista on Jorge no se insista
en buscarle seis o siete patas al felino,
no se haga caso cuando quiera meterse
en lejanías;
abajesé del caballo, inserte
la cabeza en l´arena
y escuéndase de sí mismo.
Recuerde usté es criollo de aquí,
destas piedras
y no tiene querencia en el cielo.
Por cierto no es su culpa ber creído
lo que le han dicho los pájaros. Desentiéndase
de prestar oído a tales murmullos, escuenda
la cabeza en l´arena.
Jorge Leónidas Escudero (San Juan, 1920), Caballazo a la sombra. Libros de Tierra Firme. Buenos Aires. 1998.
Muy criollo el coloquio, nos lleva por el folclor, el interes, el desconcierto, el don de escuchar, ver y por utlimo el de omitir o emitir el acto del juicio, sin olvidar del detalle del ambiente.
ResponderBorrarExcelente poeta. Un decir muy particular. Gracias!
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