Foto cortesía del autor
Cuanto ha dado ya lo ha dado,
el resto es árida piedad.
Al muchacho Codignola.
Pier Paolo Passolini
el resto es árida piedad.
Al muchacho Codignola.
Pier Paolo Passolini
Él, tendido y ligeramente risueño,
con los ojos brillando hacia mí,
es una invitación discreta
a superponerte, padre, a su cuerpo
palpitando en un galope
que sólo la juventud puede
proveer. Mantengo la confusión
tanto como la mirada de él me
lo permite. Pronuncia frases que
se enquistan en mi natural tendencia
a fundirme en pieles duras;
como la de aquel amigo judío
que fue bautizado en el lago
Nahuel Huapi por un cura de ojos
azules; o el joven guardavidas
fumando en el médano con
labios agrietados e invisibles
branquias. Todos ellos, como
el muchacho Codignola, son la
espina sangrante de aquello que
perece por muy urgente.
Alejandro Méndez (Buenos Aires, 1965), poema inédito perteneciente a Pólder.
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