Lena
Una mujercita hoy se abrazó a mí.
Una hija de vos, una que descendió de tu carne
hoy me abrazó; licor de dioses
la ola de su cabello se acostó
sobre el viejo acantilado de mi pecho.
Nada más el toque, adentro me estalló toda la fiesta.
Luces de antes volvieron a encenderse
y perfumes de novísimos jardines
desataron brisas de silenciosa felicidad.
Una mujercita hoy se abrazó a mí.
Una hija de vos, una que descendió de tu carne.
La más joya de tu alhajería
hoy me abrazó.
Tomo el encuentro, lo cargo,
me lo llevo para adentro, lo atesoro.
Venga este pan este fueguito venga
para mi más y más vivir.
Marcos Silber (1934), Bajo continuo, Ediciones El mono armado
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