lápiz japonés. Rápido, repetilo.
Miro a los chicos de la clase,
esos a los que amo.
Me rodean en un círculo,
en la colina cercana a la escuela,
durante el recreo.
Amo esa colina,
pero más que nada
amo a los chicos de la clase.
A ver. Decilo, decilo.
Capto la trampa de esos sinvergüenzas.
Repito rápidamente: lápiz japonés.
Qué fácil hacer reír a los chicos de la clase.
Estallan en carcajadas,
caen y se levantan.
En mis noches de nostalgia recuerdo
los rostros sonrientes
de todos aquellos chicos que yo amaba.
En la entrevela nocturna susurro
lápiz japonés, lápiz japonés
y nadie ríe,
nadie se levanta.
Mirale Moshe Alvo (Tel Aviv, Israel). Traducción: Gerardo Lewin. Visite el blog del traductor.
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