Jorge Aulicino | Crespúsculo
Se resiste a la tragedia el tiempo
a pesar de la ceniza volcánica que cubre
suburbios de esta ciudad y ciudades enteras.
Si miro los árboles, no sangran en una selva dantesca:
tienen un aspecto más bien indiferente y
fríamente taciturno;
en lugar de brasas, los números luminosos
del transporte colectivo parecen caramelos
en vidrieras heladas.
No nos atrape este Vesubio en extrañas
contorsiones en las casas no santas,
dice mi amigo, pues sería una forma trivial
de que el futuro nos recuerde. Queden
sólo números encendidos y raras sagas
de vampiros hemofílicos como pregunta
sobre esta enigmática superficialidad.
Jorge Aulicino (Buenos Aires, 1949), El camino imperial. Escolios. Ediciones Ruinas Circulares. Buenos Aires. 2012.
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