Santiago Moabre | El idioma de las películas
Un día me invitó a tomar algo. Le pregunté a dónde le gustaría ir.
—No sé, elegí vos.
La llevé a un bar, y le pareció que no tenía onda. Fuimos a uno que le había recomendado su mejor amiga y tampoco le gustó. Entonces le propuse ver una película en su departamento.
Y ni bien llegamos se puso a responder mails.
—En 10 termino —me dijo.
—Ok.
Bajé la persiana de la habitación y me metí a la cama.
Al rato me despertó.
—Mi ex me cogía todas las noches.
—¿Qué? ¿En serio me despertás para decirme esto? Que te coja tu ex.
Intenté dormir de nuevo pero no me dejó hasta que cogimos: cuando acabé, me vino como un relámpago a quién me hacía acordar.
Se lo dije a la mañana siguiente.
—Te parecés a la hermana de Darín.
—No la ubico.
—Es una actriz.
Cuando me entré a bañar, la buscó por internet. Después abrió la cortina de la bañera y me dijo:
—Esa mina no tiene cara de nada.
—Para mí es una linda mujer.
—Para mí es horrible.
El enojo se le pasó a los pocos días. Pero ese viernes me invitó a la casa y le inventé una excusa.
—Estás raro —me dijo.
Y me sometió al mismo interrogatorio de siempre.
—¿Te pasa algo?
—No. Estoy lo más bien.
—¿Seguro?
—Segurísimo.
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