RESEÑA. Bouquet garní - Spam, de Griselda García. Ediciones La carta de Oliver, 2017, 52 páginas.
Hace casi un siglo que alguien tuvo por primera vez la ocurrencia de presentar como obras de arte objetos de la vida cotidiana. Y junto a esas obras de arte «encontradas» y «listas» para ser exhibidas con la firma del artista se presentaron otras que eran, estas sí, obras de arte muy famosas (la Gioconda por ejemplo), pero reproducidas mecánicamente e intervenidas o retocadas. Las polémicas y el desconcierto inicial que produjeron esos gestos inspiraron, con infinitas variantes, a los artistas pop y devinieron procedimientos artísticos que todavía hoy mantienen su potencia y sirven como claves de lectura.
El nuevo libro de Griselda García presenta, por un lado, algunos textos «ya listos» de los tantos que circulan en la vida cotidiana y los transforma en artefactos poéticos. Más precisamente, en la segunda parte de libro (titulada «Spam») GG parte de e-mails «no deseados» que descontextualiza y recontextualiza en un ámbito poético. Esos textos que la computadora etiqueta como basura y quita de la vista del usuario son propagandas de remedios que prometen efectos mágicos (de Viagra por ejemplo, devenido en el poema «La performance inolvidable»), electrodomésticos increíbles (una sopladora/aspiradora en el poema «Nunca antes en su vida imaginó»), extraños mensajes sobre transacciones bancarias pendientes (el caso del poema «Toca a mi secretaria»), mensajes de personas necesitadas de afecto (como en «Hola Mi Querido» y «Llámame pa' atrás»), cadenas de oraciones («Luz satelital») o advertencias sobre inminentes desgracias (el poema «Dudo un atisbo remoto de orden» ). El retoque que hace la autora es titular los textos con una frase del propio mensaje y versificarlos. Estas operaciones, más la recontextualización, producen un efecto estético singular: por un lado intensifican la atención, ya que a los mensajes spam no se los lee o a lo sumo se les echa una mirada superficial; por otra parte los cortes de las frases (la aparición del verso) acentúan las particularidades idiomáticos de los spam, muchas veces escritos por usuarios extranjeros que tienen un manejo muy rudimentario del idioma o traducidos del inglés automáticamente. El efecto inicial es la comicidad y, como efecto secundario, un extrañamiento que les da a los textos un aire de ruina, como si fueran testimonios de una civilización que oscila entre la locura y la desesperación.
Si «Spam» remite al reciclado de textos basura y tiene como inspiración a la figura de Andy Warhol, la primera parte del libro, «Bouquet Garní», explota un procedimiento que se parece más a las intervenciones insolentes sobre una gran obra al estilo Marcel Duchamp. El «bouquet garní», nos informa la autora, es un atado o ramillete de hierbas aromáticas que saboriza comidas cocidas en caldo. El ramillete lírico que nos presenta incluye poemas de T.S. Eliot, Pavese, Idea Vilariño, Edgar Bayley, Emily Dickinson, Raúl Gómez Jattin, H. Viel Temperley, Sylvia Plath, Ungaretti, Pessoa, Cavafis, Susana Thénon y Alejandra Pizarnik. En general, GG respeta la estructura, la extensión, la sintaxis y la «respiración» del poema de base, pero introduce sutiles pero definitivas torsiones. Si hubiera que arriesgar un nombre para el gesto predominante, diría que lo que hace la autora es reorientar positivamente el trasfondo afectivo y existencial de los textos fuente. Por ejemplo, un verso del poema de Bayley que menta varias veces la «riqueza abandonada», en el poema de GG se transfigura así: «nunca terminará es infinita esta riqueza encontrada». El poema de desamor de Idea Vilariño «Ya no» se transforma en la versión de GG en «Ahora sí», y si bien se cuenta lo mismo la amargura se trueca en gratitud: «sabrás qué fuiste a mi lado, qué fui para ti/ cómo disfrutamos querernos, esperarnos, estar».
Otros poemas como «Vino a escribir» (reversión de «Vino a leer», de Cavafis) o «Pensamientos de GG» (reescritura de «Pensieri di Deola» de Pavese ) no revierten un trasfondo afectivo ni cambian, como los demás, pesimismo y amargura por gratitud y vitalidad, sino que operan como máscaras amadas para esbozar un autorretrato gozoso. La celebración de la independencia en el texto de Pavese y la vivencia erótica en el de Cavafis se mantienen intactas en las versiones de GG, como si la autora expresara la necesidad de contarnos cuánta felicidad le da verse reflejada en personajes aparentemente distantes.
La alusión a Luis Alberto Spinetta al final de la nota inicial invita a pensar estos poemas como versiones y como «arreglos», en el sentido musical del término. Y así como «El arriero va» de Yupanqui ya es uno de los mejores temas de «Divididos», «Panadería» (de GG, basado en el magnífico «Tabaquería» de Fernando Pessoa) es un texto en el que la autora muestra todo el esplendor de su faz poética y la nitidez de su voz única.
Pablo Dema
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