Gito
Minore | Ulises agradecido
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
ruega que tu camino sea largo.
Constantino
Kavafis
Técnicamente
hablando
la
Ítaca real es aburrida,
no
más que un barrio simple,
no
muy diferente
de
lo que puede llegar a ser
Isidro
Casanova, Glew, Polvorines,
o
cualquier otro del conurbano.
Sólo
algunas calles
mal
arboladas
y
la promesa de una hembra opa
que
nomás que teje
y
un hijo imberbe
inmerso,
a la postre,
en
sus claros conflictos adolescentes.
Haber
ganado semejante guerra
para
plácidamente volver
y
con el botín instalarse
un
maxikiosco en frente
a
la terminal helénica
no
es solo un despropósito,
es
más bien una desgracia.
Por
eso, este Ulises
agradece
a las furiosas deidades
que
de prepo lo arrojaron
a
la pura contingencia
del
azar marítimo.
Nada
mejor que llorar
aferrado
a las pulposas tetas
de
cuanta Circe se cruce
la
nostalgia de la patria perdida,
la
promesa que reza volver,
más
no sea con la frente marchita,
a
la lejana tierra mía,
la
Ítaca concreta
que
vive y reverdece
a
cada instante
en
la mera idea
de Ítaca.
Gito Minore
(Buenos Aires, 1976), Queriendo ser. Clara Beter ediciones. Buenos Aires. 2015
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