A Willy
Todo eso que repartimos sin tener
en el baldío de quien no lo merece
resultó el amor, un teatro bélico.
Amanecés enroscado al enemigo:
los fantasmas y su costra de recuerdos,
cuando es sorda la usura del tiempo.
En la cama donde la soledad redunda
ensayás tu retórica de gorgorismos
y preguntas mancas.
¿Por qué hundió el deseo sus rodillas
en el barro de la desesperación?
¿Por qué el día es esta celda de castigo?
Aún así -
con la dentadura de la rabia
hincada en la tristeza-
extraño
el roce de tus manos, tan breves
como las gotas de la lluvia:
pétalos suspendidos en el fulgor de la memoria.
Cuando se unían a las mías
nos atravesaba
como un río
el universo.
José Di Marco (Río Cuarto, Córdoba, 1966). En revista La Guacha. Año 14, nº 35, abril 2011.
Buen poema y buen poeta Di Marco, me gusta su ritmo y la potencia de sus imágenes.
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