[traducción: Griselda García]
Aquel día en el parque Golden Gate
un hombre y su mujer caminaban
por la enorme pradera
que era la pradera del mundo.
Él usaba tiradores verdes
y llevaba una flauta vieja y golpeada
en una mano
mientras su esposa tenía un puñado de uvas
que repartía
a varias ardillas
como si cada una
fuera una pequeña broma.
Y luego los dos avanzaron
por la enorme pradera
que era la pradera del mundo
y luego
en un punto muy tranquilo donde los árboles soñaban
y parecían haber estado esperándolos todo ese tiempo
a ellos
a ellos
se sentaron juntos en el césped
sin mirarse
y comieron naranjas
sin mirarse
y pusieron las cáscaras
en una canasta que parecían
haber traído para eso
sin mirarse
Y luego
él se sacó la camisa y la camiseta
pero se dejó el sombrero
de costado
y sin decir nada
se quedó dormido debajo de él.
Y su mujer se quedó ahí sentada mirando
a los pájaros que volaban
llamándose unos a otros
en el aire calmo
como si cuestionaran la existencia
o trataran de recordar algo olvidado.
Pero luego finalmente
ella también se recostó
y se quedó ahí mirando
a la nada
todavía manoseando la vieja flauta
que nadie había tocado
y finalmente lo miró
a él
sin ninguna expresión en particular
salvo por cierta mirada espantosa
de terrible depresión
IN GOLDEN GATE PARK THAT DAY
In Golden Gate Park that day/ a man and his wife were coming along/ thru the enormous meadow/ which was the meadow of the world/ He was wearing green suspenders/ and carrying an old beat-up flute/ in one hand/ while his wife had a bunch of grapes/ which she kept handing out/ individually/ to various squirrels/ as if each/ were a little joke// And then the two of them came on/ thru the enormous meadow/ which was the meadow of the world/ and then/ at a very still spot where the trees dreamed/ and seemed to have been waiting thru all time/ for them/ they sat down together on the grass/ without looking at each other/ and ate oranges/ without looking at each other/ and put the peels/ in a basket which they seemed/ to have brought for that purpose/ without looking at each other// And then/ he took his shirt and undershirt off/ but kept his hat on/ sideways/ and without saying anything/ fell asleep under it/ And his wife just sat there looking/ at the birds which flew about/ calling to each other/ in the stilly air/ as if they were questioning existence/ or trying to recall something forgotten// But then finally/ she too lay down flat/ and just lay there looking up/ at nothing/ yet fingering the old flute/ which nobody played/ and finally looking over/ at him/ without any particular expression/ except a certain awful look/ of terrible depression
Lawrence Ferlinghetti, (USA, 1919). A Coney Island of The Mind. Versión de Griselda García©
N.B.: Esta traducción está en constante revisión.
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