Raymond Carver | Madera balsa

 



Raymond Carver | Madera balsa
[traducción: Griselda García]


Mi papá está parado frente a una sartén con sesos
y huevos. Pero, ¿quién tiene apetito
esta mañana? Me siento frágil como
la madera balsa. Algo ha sido dicho.
Mamá lo dijo. ¿Qué fue? Algo,
seguro, acerca del dinero. Ayudar
si no como. Papá le da la espalda a la hornalla,
"Estoy en un agujero. No me hundas más".
La luz se filtra a través de la ventana. Alguien llora.
Lo último que recuerdo es el olor
a sesos y huevos quemados. La mañana entera
arrojada al tacho de basura y mezclada
con otras cosas. Más tarde,
él y yo vamos al basurero, a unos quince kilómetros.
No hablamos. Tiramos bolsas y cajas
a una pila oscura. Las ratas chillan.
Silban mientras se mueven entre bolsas podridas
arrastrando sus panzas. Volvemos al auto
a mirar el humo y el fuego. El motor está encendido.
Huelo el pegamento para avioncitos en mis dedos.
Él me mira mientras me llevo los dedos a la nariz.
Después aparta la mirada otra vez, hacia la ciudad.
Quiere decir algo pero no puede.
Está a un millón de kilómetros de distancia. Ambos estamos lejos
de ahí, y alguien todavía está llorando. En ese momento
empezaba a entender cómo es posible
estar en un lugar y en otro lugar también.





Balsa wood

My dad is at the stove in front of a pan with brains
and eggs. But who has any appetite
this morning? I feel flimsy as
balsa wood. Something has just been said.
My mom said it. What was it? Something,
I’ll bet, that bears on money. I’ll do my part
if I don’t eat. Dad turns his back on the stove,
“I´m in hole. Don’t dig me deeper”.
Light leaks in from the window. Someone’s crying.
The last thing I recall is the smell
of burned brains and eggs. The whole morning
is shoveled into the garbage and mixed
with other things. Sometime later
he and I drive to the dump, ten miles out.
We don’t talk. We throw out bags and cartons
onto a dark mound. Rats screech.
They whistle as they crawl out of rotten sacks
dragging their bellies. We get back in the car
to watch the smoke and fire. The motor’s running.
I smell the airplane glue on my fingers.
He looks at me as I bring my fingers to my nose.
Then looks away again, toward town.
He wants to say something but can’t.
He’s a million miles away. We’re both far away
from there, and still someone’s crying. Even then
I was beginning to understand how it’s possible
to be in one place. And someplace else, too.


Raymond Carver 

Foto: Evgeny Karchevsky 

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