Fernando Emmanuel Bogado, Perro

Foto: Mauricio Sicoli




(Cueli 1628, Santos Lugares)

No encuentro palabras para mi dolor. Por eso lo llamo “perro”
La gaya ciencia, Friedrich Nietzche

I

Cuando murió mi primer perro
mis padres, para evitar mi tristeza
consiguieron uno nuevo,
blanco,
con nombre de perfume.

Inventaron una relación familiar
entre mi perro muerto
y el blanco,
mi nuevo perro:
dijeron que las manchas marrones
(que sólo tuvo por un corto tiempo)
lo hacían hermano
del atropellado por un auto.

Mi perro blanco,
con olor a perfume de nombre,
que me salvó de la tristeza
agoniza:
espero su muerte de momento a otro.
Y sé por dentro que cuando suceda
pasará a ser el último síntoma de la desaparición 
de mi mejor infancia.

II

Mi cuerpo de 24 años
envejece.
Los perros
cuando van a morir
se retiran de sus hogares
para perderse
y dejar que las patas
decidan
su momento final.

III

Desde la cama de arriba
miro dormir a mi perra
acostada junto a la almohada.
Tiene un tinte color rojo.
Es tan roja:
como si toda la sangre de su cuerpo
bajara a sus patas.
Está como muerta: tan azul
y pienso
que muchas veces
todos los poemas que invento
no los escribo.

IV

Si regreso a mi casa tarde
sé que mi perra
habrá destruido un par de cosas
(no muchas)
y todas ellas
habrán perdido su importancia
de un momento a otro
mientras yo no estaba.

V

Al costado de las vías
alguien que quizás vea regularmente
dejó a su perro negro y gigantesco
atado con una cuerda
fuerte, o reforzada,
y dejó que el tren…

Fui a mear una vez,
al costado de las vías,
con el calor de todo el verano
calentándome las espaldas.

La cabeza del perro negro
estaba de un lado;
a escasos metros,
el resto del cuerpo.

La cabeza del perro
casi ni tenía moscas:
“No pasó mucho”, pensé.
“fue recién, fue quizás en aquel tren
antes de apartarme con cautela
para mear en el verde desprolijo
del costado de las vías”,
pensé o dije,
o escribo que pensé o dije.

Traté de nunca contarle esto a nadie.


Fernando Emmanuel Bogado (Buenos Aires, 1984), Patria, Editorial CILC, 2008.

2 comentarios:

  1. muy bueno! hacía bastante que no me conmovía leyendo poesía. Un capo este tipo Saludos!

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